Sobre la autora del blog.




Marcia Losada García
LA HABANA, 1961
Índice ORCID: 0000-0002-9083-218X

Licenciada en Filología Clásica en 1984, Máster en
 Estudios Semánticos Aplicados en 1999, Doctora en Ciencias 
 Filológicas en 2003 por la Universidad de La Habana leer más.

miércoles, 2 de octubre de 2019

Libro invitado: La puerta de los Sueños de Alejandro Cánovas Pérez (reseñado por Dra. Marcia Losada)

Numerosos personajes en la historia de la literatura han emprendido un azaroso camino en busca de los sueños perdidos. Quizás, solapados detrás de su espejo, más autores de los que adivinamos caminaron junto a ellos, en pos de sus propias ilusiones, para implorar a través de la magia del signo lingüístico, como ocurre en la trama de La puerta de los sueños, ante el único templo, que no puede ser destruido ni aun por los más terribles sismos: el templo de la Esperanza de la ciudad de los atlantes...

Pero no se trata en el texto de esta novela --ni en ninguna-- de leer tras la máscara del autor sino de jugar, de evocar, seguir tras la huella que nos sugiere la lectura, re-encontrarnos con nuestras proyecciones, re-descubrirnos como interpretantes, hallar sentidos, jugar en conjunción-disjunción con los personajes durante el tejido. La puerta de los sueños es un fértil terreno para ello.

Y así, en esta novela, A. Cánovas Pérez se propone movilizar en los lectores, diferentes formas de saber (de fantasía en los pequeños, conocimientos proyectivos y retrospectivos en los adultos), para reescribir el propio palimpsesto y rendirnos como en todas las épocas, ante la inexorable magia de la función poética: la ilusión de ser descubridores de universos referenciales que se nos sugieren.

Un niño maravilloso, una conejita del peluche más amarillo --que es su "epíteto homérico"-- seis orugas y orugones de diferentes caracteres y edades, una cerdita de alcancía, se encuentran un día al despertar, que la puerta de los sueños está cerrada; sin conocer el porqué se sienten tristes y confundidos y salen a buscar la Felicidad en el barquito Argos.

Inician así un recorrido épico por el país de la fantasía, en realidad por afamados cuentos, épocas remotas de la cultura universal y lugares-utópicos, de los que los personajillos nos devuelven su propia moraleja al interactuar con las historias dentro de LA historia para inexorablemente dejarlos atrás en su recorrido --tal vez nuestro recorrido.

Un hada hermosa y enigmática, un ermitaño, el mago Merlín, un güije-duende-africano, que salta sobre una piedra bañada por un rayo de luna y como oráculo, les enseña a los personajes verdades de las diferentes etapas de la vida; aparece también el famoso cuentero que cubanamente cuenta su propio cuento, el maligno muñeco de dos colores auxiliado por una cuchara y un tenedor, anancíes de telarañas de plata, pañuelos, mapas y espejos persiguen o auxilian a nuestros héroes, en sus peripecias alegres, disparatadas e ingenuas ; ellos se enamoran, aman, sufren, se asombran, pero, sobre todas las cosas, aprenden a comprender.

Todo ello abre la puerta de los sueños de los pequeños lectores, invitados a abrirla por el logrado registro de lengua en los diálogos de acendrada hispanidad, que brotan, en unión de las múltiples aventuras de los personajes y los dibujan en un justo espacio-tiempo, que nos devela un contexto ficcional coherentemente lúdicro, como brotan los oruguitos pequeños de las mochilas mágicas de los protagonistas.

¡Pero cuidado! que una novela es también como un concierto barroco! La puerta de los sueños lo es desde un barroquismo latinoamericano y universal.

Sugiere a los lectores -personas-mayores, una novedosa mirada hacia el paisaje interior de cada quien, pues salen al paso los enigmas: cabalísticas representaciones de combinatorias numerológicas, personajes-conceptos como en los orígenes del teatro medieval de moralidades y alertan sobre la mentira, el engaño, los inconvenientes de la ambigüedad, el fraude, la soledad; los espejos-símbolos, la combinación de pintura y escritura le son un reto al destinatario para ¿completar? el texto, pero sobre todo invita a reflexionar, sobre las trampas del narrador --su trampa-- por abandonar a los personajes que luchan y buscan y quedar él mismo atrapado... entreambos mundos.

Varios son los caminos al lector para abrirse su puerta de los sueños. Esta novela es una novela desafío: agradable y atractiva a la inteligencia del receptor pequeño con su mundo de fantasía-real, ya bien para "el adulto" como un llamado lúdicro a la sensibilidad a veces pospuesta en esta moderna aldea global. También es una novela que responde a una urgencia del espíritu de época de la narrativa de texturas difusas, fractales del siglo XXI, (una verdadera "cámara de ecos" en cuanto a hipotextos, mezcla de signos, recursos sinestésicos) pues sugiere --es mi reescritura-- que al igual que sus protagonistas, obtengamos una indiscutible "ganancia": también comprender la necesidad de tender corredores, puentes y darnos cuenta que somos, en alguna medida, sueño de la ficción, del “otro”.

Marcia Losada García.
Dra. en Ciencias Filológicas.