Numerosos personajes en la historia de la literatura han emprendido un
azaroso camino en busca de los sueños perdidos. Quizás, solapados detrás
de su espejo, más autores de los que adivinamos caminaron junto a
ellos, en pos de sus propias ilusiones, para implorar a través de la
magia del signo lingüístico, como ocurre en la trama de La puerta de los
sueños, ante el único templo, que no puede ser destruido ni aun por los
más terribles sismos: el templo de la Esperanza de la ciudad de los
atlantes...
Pero no se trata en el texto de esta novela --ni en
ninguna-- de leer tras la máscara del autor sino de jugar, de evocar,
seguir tras la huella que nos sugiere la lectura, re-encontrarnos con
nuestras proyecciones, re-descubrirnos como interpretantes, hallar
sentidos, jugar en conjunción-disjunción con los personajes durante el
tejido. La puerta de los sueños es un fértil terreno para ello.
Y
así, en esta novela, A. Cánovas Pérez se propone movilizar en los
lectores, diferentes formas de saber (de fantasía en los pequeños,
conocimientos proyectivos y retrospectivos en los adultos), para
reescribir el propio palimpsesto y rendirnos como en todas las épocas,
ante la inexorable magia de la función poética: la ilusión de ser
descubridores de universos referenciales que se nos sugieren.
Un
niño maravilloso, una conejita del peluche más amarillo --que es su
"epíteto homérico"-- seis orugas y orugones de diferentes caracteres y
edades, una cerdita de alcancía, se encuentran un día al despertar, que
la puerta de los sueños está cerrada; sin conocer el porqué se sienten
tristes y confundidos y salen a buscar la Felicidad en el barquito
Argos.
Inician así un recorrido épico por el país de la fantasía,
en realidad por afamados cuentos, épocas remotas de la cultura
universal y lugares-utópicos, de los que los personajillos nos devuelven
su propia moraleja al interactuar con las historias dentro de LA
historia para inexorablemente dejarlos atrás en su recorrido --tal vez
nuestro recorrido.
Un hada hermosa y enigmática, un ermitaño, el
mago Merlín, un güije-duende-africano, que salta sobre una piedra bañada
por un rayo de luna y como oráculo, les enseña a los personajes
verdades de las diferentes etapas de la vida; aparece también el famoso
cuentero que cubanamente cuenta su propio cuento, el maligno muñeco de
dos colores auxiliado por una cuchara y un tenedor, anancíes de
telarañas de plata, pañuelos, mapas y espejos persiguen o auxilian a
nuestros héroes, en sus peripecias alegres, disparatadas e ingenuas ;
ellos se enamoran, aman, sufren, se asombran, pero, sobre todas las
cosas, aprenden a comprender.
Todo ello abre la puerta de los
sueños de los pequeños lectores, invitados a abrirla por el logrado
registro de lengua en los diálogos de acendrada hispanidad, que brotan,
en unión de las múltiples aventuras de los personajes y los dibujan en
un justo espacio-tiempo, que nos devela un contexto ficcional
coherentemente lúdicro, como brotan los oruguitos pequeños de las
mochilas mágicas de los protagonistas.
¡Pero cuidado! que una
novela es también como un concierto barroco! La puerta de los sueños lo
es desde un barroquismo latinoamericano y universal.
Sugiere a
los lectores -personas-mayores, una novedosa mirada hacia el paisaje
interior de cada quien, pues salen al paso los enigmas: cabalísticas
representaciones de combinatorias numerológicas, personajes-conceptos
como en los orígenes del teatro medieval de moralidades y alertan sobre
la mentira, el engaño, los inconvenientes de la ambigüedad, el fraude,
la soledad; los espejos-símbolos, la combinación de pintura y escritura
le son un reto al destinatario para ¿completar? el texto, pero sobre
todo invita a reflexionar, sobre las trampas del narrador --su trampa--
por abandonar a los personajes que luchan y buscan y quedar él mismo
atrapado... entreambos mundos.
Varios son los caminos al lector
para abrirse su puerta de los sueños. Esta novela es una novela desafío:
agradable y atractiva a la inteligencia del receptor pequeño con su
mundo de fantasía-real, ya bien para "el adulto" como un llamado lúdicro
a la sensibilidad a veces pospuesta en esta moderna aldea global.
También es una novela que responde a una urgencia del espíritu de época
de la narrativa de texturas difusas, fractales del siglo XXI, (una
verdadera "cámara de ecos" en cuanto a hipotextos, mezcla de signos,
recursos sinestésicos) pues sugiere --es mi reescritura-- que al igual
que sus protagonistas, obtengamos una indiscutible "ganancia": también
comprender la necesidad de tender corredores, puentes y darnos cuenta
que somos, en alguna medida, sueño de la ficción, del “otro”.
Marcia Losada García.
Dra. en Ciencias Filológicas.
Caminos al pensamiento: Por la Utilidad de la Virtud
Sobre la autora del blog.
Marcia Losada García, LA HABANA, 1961
Índice ORCID: 0000-0002-9083-218X
Profesora titular e investigadora®, Universidad de La Habana (UH): Licenciada en griego antiguo y latín clásico, Facultad de Artes y Letras, 1984. Maestra en Estudios Semánticos Aplicados al Análisis de Texto y de Discurso, Facultad de Lenguas Extranjeras (FLEX), 1999. Doctora en Filología, Universidad de la
Habana, 2003. Cuenta en su curriculum de estudios con el componente académico de Maestría en
Lingüística Hispánica. Diplomada posdoctoral en Estudios de Sistemas Complejos del Instituto de Filosofía de la Habana, 2007. Presidenta de la comisión de Carrera de Estudios Lingüísticos Especializados (ELE) en la Facultad de Lenguas Extranjeras (FLEX), Universidad de La Habana, 2004- 2005. Analista del CENAM Org. Central (2010). Creadora y directora de la Red de Observatorios Universitarios (2012-2015). Ha pertenecido a cuatro claustros de Maestría y Doctorado (FLEX, Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Dirección de Publicaciones Académicas-UH, 2015-2019) Miembro de la Junta de Acreditación
Nacional de carreras (JAN). leer más.