La lectura (del latín lego, lexi, lectum) amén de lo definido en artículo I resulta de un proceso de significación y comprensión de información; el sujeto recepciona mediante un soporte y trabaja -palabra en la que insistiré en estas consideraciones finales - y experimenta las consecuencias trasformadoras de su actividad confrontando las ideas expuestas, construyendo nuevas rutas sinápticas facilitadoras del recorrido del componente semántico de dicha información ; el código que signa el pensamiento resulta de una interacción entre el perfeccionamiento de ese pensamiento y esa signación, pues obvio que el lector necesita reconocer las letras, las palabras, las reglas sistémicas de composición ya socializados por convención social.