Deseos de un árbol al revés
Para Alejandro
Me siento como un árbol poderoso que envejece,
e indiferente, crujo en mis junturas;
he enraizado mis ramas y muestro, impúdica, raíces al sol,
pues mi semilla no va a plantar nuevo árbol.
Cuando ya no esté
dejaré recuerdos escritos al dorso de mis hojas ocultas
emergidas de la tierra
y, con suerte,
y, si no es mucho desear,
algún enamorado, bajo la sombra de mis raíces, exclame:
¡vaya, qué buena idea me ha dado!
Y los niños colgarán una hamaca en cada una de mis raíces
y siempre seré así, un álamo joven y fuerte.
Cuando de mi tronco se hayan hecho leños,
la hoguera calentará corazones de deseos,
fuego de hogares extraños.
Cuando me haya ido,
observaré mi árbol desde los cielos,
Marcia Losada García: VITRALES ZURCIDOS