Sobre la autora del blog.




Marcia Losada García
LA HABANA, 1961
Índice ORCID: 0000-0002-9083-218X

Licenciada en Filología Clásica en 1984, Máster en
 Estudios Semánticos Aplicados en 1999, Doctora en Ciencias 
 Filológicas en 2003 por la Universidad de La Habana leer más.

miércoles, 10 de abril de 2024

Transhumanismo, Cultura y Lingüística. Por los autores: Dra. Marcia Losada García y Mtro. Alejandro Cánovas Pérez. Dedicado a la amiga Regina Isabel Alsowayel

Ponencia

Transhumanismo, Cultura y Lingüística[1]

Marcia Losada García

Alejandro Cánovas Pérez [2]

 

Resumen indicativo: La ponencia tiene como objetivo presentar al transhumanismo como una filosofía, no como un movimiento ni como una corriente de pensamiento. Exponer conceptos que, desde la cultura y la lingüística permiten dialogar con el transhumanismo. También, se argumenta sobre la importancia de producir conocimientos y herramientas científicas de cara a este espíritu de época.

Palabras claves: transhumanismo, política cultural, relaciones transtextuales, pensamiento-lenguaje, intencionalidad, ontología, transdisciplina, análisis semántico tridimensional, entropía vs empatía.

 

 Un poco de ontología:  lo humano en su obsolescencia autoprogramada

 

   Arribamos a una época donde el homo sapiens sapiens se interesa tanto por la perfección espiritual de su humanidad, como por el empeño en alcanzar el máximo de eficiencia, emergida desde lo corporal humano y por abolir una serie de lastres inherentes a su propia condición biopsicosocial: el deterioro por vejez, enfermedades crónicas, hambrunas, insuficiencias cognitivas, cotidianeidades alienantes, conflictos bélicos… y rebusca en su arsenal de conocimientos y herramientas tecno-científicas  lo necesario –¡hasta!– para modificar la propia condición mortal; estas metas se las sitúa sin distinción entre lo material orgánico y lo artificial, pues esto último  –“dicen” –  como objetos culturales, los hemos venido creando nosotros mismos a lo largo de la evolución. A este conjunto de  aspiraciones –y algunas ya, como  realizaciones– del pensamiento reflexivo, la  humanidad lo ha bautizado con el nombre de          transhumanismo[3].  El ser humano, consecuentemente, va en busca de las múltiples variantes pragmáticas del conocimiento y herramientas capitales para la disposición operativa del funcionamiento cognitivo, lingüístico, cultural y enciclopédico del sujeto. 

   Incluso algunos poshumanistas consideran el cuerpo inadecuado, contingente[4], y llegan a plantear aumentar la capacidad cerebral, nuestras respuestas emocionales y morales, y volverlas perfectibles por inducción de sustancias o procederes más allá de una finalidad terapéutica.

   Se piensa dentro del transhumanismo que estamos listo para empezar abandonar la era antropocénica y dirigirnos en rápida marcha hacia la sublimación de la era antropotécnica: transitamos  –“dicen”– hacia un paradigma cultural de humanos mejorados como especie por manipulación genética de ADN o por implantación de fragmentos de biomaquinaria, o por ingestión de fármacos. Todo lo cual lo haría superior a la actual especie humana[5] y así no tener que esperar por el “lento e imperfecto” devenir de la naturaleza. La vida humana resulta marcada por la finitud, pues hacia este objetivo apuntan también las mejoras transhumanistas.

   Esos suprapropósitos  resultan de su relación con el medioambiente  que es complicada, marcada con tintes de ecumenismo y la consecuente complejización de multiplicidad de escenarios culturales sesgados, a su vez, por diferentes formas de saber (vide infra); el homo sapiens sapiens se comprende regido por un evolucionismo de causas, consecuencias culturales y azares, que funcionalmente se manifiestan en la vida cotidiana con laxitud no lineal, y que como tal, deben no solo ser codificadas y leídas sino también interpretadas.

   El actual ser humano necesita producir y ejercer gobernanza en los flujos de información, que le permiten asomarse como actor al mundo web, que a su vez lo incentiva a conocer nuevas culturas y atisbar también a un mundo real descubierto en su multiversión: necesita no solo entender la información sino interpretar la intención de quien la emite o emitirla el mismo de forma eficiente.  Experimenta con énfasis  –y por ello subrayamos– no le alcanza el tiempo actual asignado por la naturaleza, para ver todo lo que hay que ver, para responder al variado input desde una sola ventana atencional (su cerebro) y dar a basto en el intercambio de masa, información, energía y sentido con el medio y con la otredad.

   El ser humano, retador,  se enfrenta a la asimetría de, por una parte, saber que con el conocimiento y la tecnología alcanzados puede revolucionar el mundo desde la cima de la evolución, mientras por otro, experimenta la inseguridad, motivada por la propia naturaleza  de su audaz empeño al hacerle frente  a un entorno rico en inputs  simultáneos de  elementos  problémicos, demandantes de una  constante  legitimación, de  tener que manejar la relación no lineal causa-consecuencias, para incorporar, interiorizar nuevas avenencias y resistencias, renovadas normatividades, apuntaladas en legitimaciones, de una equis contexto político, a su vez, prolífico en decretos- leyes, para implementar nuevos parámetros veredicticos, productores estos a su vez de nuevas conductas legitimadas, emanadas de operaciones mentales de aceptaciones-rechazos, más normatividades vs liberalidades[6]  en un inacabable eternoretornógrafo.  Esta época obliga al sujeto  –volveremos a ello–  a interpretar, es decir, a dar el salto mental y accional, que implica transitar del significado establecido al sentido renovado, a partir de una semántica modalizada por el sujeto y comprobada o impuesta por su caleidoscópico contexto sociocultural.

   Todo ello es caldo de cultivo ontológico del transhumanismo.

    No es de extrañar que el cerebro haya desplazado al corazón, como órgano definitorio para certificar legalmente un cambio de estado… Es consecuente, entonces, que la Lingüística cognitiva, la Semántica y los procederes de PNL hayan entrado en un momento de acmé en cuanto a interés investigativo.

   Lo anterior le impele a  transitar e integrarse en la compleja relación metonímica y  holopráxica parte-todotodo-parte, fortalecer tanto su conocimiento pasivo, así como el conjunto de herramientas que conforman su arsenal de codificaciones y respuestas no solo con el medioambiente,  sino, también, con  la otredad; para conocer, comunicarse, necesita fortalecer sus campos asociativos[7], robustecidos  por la experiencia de interacción cultural, consecuentemente, también necesita robustecer el “almacén” de  formas de saber (vide infra) para perfeccionar la eficiencia de sus patrones de pensamiento.

   Esas diferentes formas de saber se conforman durante el proceso de abstracción en el tránsito pensamiento-lenguaje, esas están constituidas  (son)  por el conjunto de primeros filtros, capacidades noético-semióticas (pensantes-signadas) de base epistémica, que permiten la organización primaria de la “futura” imagen linguo-mental en el marco cultural tentativamente adecuado, ya sea dicha imagen linguo-mental proveniente de la información sensorial o bien  nacida de las modelaciones de un imaginario heredado, prospectivo o inmanente del  sujeto. 

   Las  formas  de  saber devienen marcos cognitivos primigenios de los rasgos semánticos[8] (partículas mínimas del significado), que hacen posible la conformación material en el pensamiento, de entidades  reflectadas sensorialmente, o modeladas, todas ellas en un mayor nivel de abstracción, cuando el sujeto dentro de estas “cotas primarias organizadoras de cultura”  ubica, reinterpreta y opera (vide infra), funda para sí y prospectivamente para el mundo, paradigmas de saberes necesarios (o insuficientes) dado un estadio de conocimiento y devienen, reales, irreales, posibles, imposibles, casuales…  agrupadas (denominado así en la proposición de análisis tridimensional del significado, Losada, 2003), rasgo semántico de dominio[9]. Estos saberes portadores de marcada impronta cultural (Losada, 2003, 2021) establecen una relación delimitadora a la vez que dinámica en la función transitiva de la relación pensamiento-lenguaje.

   Todo lo anterior se estudia e interpreta porque el ser humano piensa, como reto mayor (ya la ficción lo había plasmado con anterioridad) que es hora de también as riendas de su evolución con toda intencionalidad (vide infra) ya que lo humano no radica –sostienen también los transhumanistas más radicales– en lo corpóreo. Pero el transhumanismo en su sistema de pensamiento también insiste en expandir la capacidad del cerebro   ̶ ¡del cerebro rey! ̶    que “se siente” inexplorado e inexplotado en su potencialidad de 100 000 millones neuronas y en algunas vertientes procesuales, las miras transhumanas (y sobretodo los poshumanistas) tampoco desdeñan mejorar el cuerpo con fragmentos de biomáquinas o convertir estas en un reservorio de nuestra conciencia.

   Más que nunca se percibe el saber de lo real en función de un pensamiento prospectivo que interpreta construye y comunica sus conocimientos e interacciones con intencionalidad.

   La intencionalidad la replanteamos[10]  en su emergencia cognitiva como la realización discursiva-textual, de procesos sociolingüísticos de naturaleza semántica-semiótica y estilística (soportados por rasgos semánticos, indicio. señal y signo en la etapa sensorio perceptual o conceptual) estos formantes van dirigidos a estimular –tendenciosamente y de manera insinuada–  la zona borrosa de recepción, para conformar cada unidad de sentido, que se autoorganiza en el rasgo de dominio durante el proceso de abstracción. Lo anterior apunta a implantar ideologemas en el saber de posibilidad[11] (previsión) del receptor ideal y afecta los campos nocionales[12] del ser, de las veredicciones, experimentación  y el conocimiento del sujeto.(Losada 2003 y 2021, Losada-Cánovas, 2024).

   El aspirante de transhumano se enfrenta a cambios climáticos, pandemias de salud, conflictos bélicos, geopolíticos que desatan catástrofes ambientales planetarias, y  en la web nuevas formas de relación del sujeto virtual en un entorno social, etc. y también han conmocionado su  imaginario mediante las renovadas relaciones sujeto-sujeto, impactando en su vida cotidiana; esto es emergencias analizadas con énfasis en lo multidimensional y laxitud de las relaciones causa-efecto, dichas emergencias cada vez más hay que resolverlas a nivel de concertaciones globales, tratados regionales, interacciones de justicia restitutiva entre víctimas y victimarios, para consolidar la paz.[13]

   En esta etapa  de despegue hipertecnológico,  necesitamos el énfasis lingüístico en la intencionalidad discursiva ya que lo que es imprescindible como certeza y no podemos garantizar su veracidad o cumplimiento, entonces, lo expresemos en una actitud mental difusa (objetividad vs certidumbre) entre lo que queremos suceda y lo que no estamos seguros y sí deseosos de que pueda ocurrir, a través de un proceso mental de metonimia de significados, partiendo de una base de comparación común (entre certeza y certidumbre) para apreciarlo (sentirlo) como posible y factible (Losada 2022).

 

Entropía vs empatía: una breve mirada al contenido epistemológico de una contradicción basal

  

   En cuanto a la definición de entropía (categoría “articulatoria de intercambio”) se tiene en cuenta las leyes primera y segunda de la termodinámica: la materia ni se crea ni se destruye, se transforma, y la segunda, nos especifica cuál por ciento de esa energía (se transfiere) pasa cuando ocurre una transformación de un elemento  A para lograr B, de un estado de mayor concentración a menor concentración y se disipa en parte, durante la realización de esa transformación, que  produce asimetrías  y aleja  a las entidades de un  equilibrio estático…Y esa producción de asimetrías “creativas” y de autoorganización, es positiva y generadora a su vez, de nuevas autoorganizaciones. Esa energía que ya no genera más trabajo útil en esa transformación se disipa y produce un gasto. Este gasto termodinámico es aplicable a todo sistema (abierto, parcialmente cerrado o aislado). La entropía mide, observa, valora la proporción de energía disponible en un subsistema en relación energía-gasto-beneficio.

   Mueve el desarrollo social los nuevos regímenes de energía en hitos de obtención unida a una revolución en las comunicaciones (como la que ahora experimentamos con el ambiente web, una transformación de la naturaleza constitutiva y diatética del significado de las entidades) participan en la ecuación que, según la perspectiva de la sociedad empática[14], plataforma epistemológica sobre la interconexión humana del transhumanismo.

   El transhumanismo en buena medida dialoga epistemológicamente –y siempre abierto a cualquier avance científico–  con la Teoría del Caos, lo cual resulta consecuente para una filosofía con miras a la evolución intencional de los adelantos científico-técnicos del humano como especie, por lo que se le hace necesario apuntar e insistir ante cualquier aplicación hacia un entrelazamiento en el todo, para codificar y decodificar como construir al multiverso (muy en consonancia esta visión  con la teoría de las cuerdas).

   Las  formas  de  saber  antes presentada devienen marcos cognitivos primigenios de los rasgos semánticos  (partículas mínimas del significado), que hacen posible la conformación material en el pensamiento, de entidades  reflectadas sensorialmente, o modeladas, todas ellas en un mayor nivel de abstracción, cuando el sujeto dentro de estas “cotas primarias organizadoras de dominio”  ubica, reinterpreta y opera, funda para sí y prospectivamente para el mundo, paradigmas de saberes necesarios (o insuficientes) dado un estadio de conocimiento. Estos saberes portadores de marcada impronta cultural (Losada, 2003, 2021) establecen una relación delimitadora a la vez que dinámica en la función transitiva de la relación pensamiento-lenguaje.
proponemos tender un puente de diálogo entre el transhumanismo y la teoría leninista del reflejo que reinterpretada desde esta época que describe la circulación del contenido semántico en el pensamiento humano, como tejedor de los complicados engarces culturales:

   Fórmula semántica del pensamiento humano:

 

(X POSS Z) ti [(X COG ^N) simul (X OPER Z)] TC ‹ G1 → ΔT (X FOR CONCEPTUM et IUDICIUM et RATIONES ^ Dr.)] → Texto factual→ (X PROD Y ^ Dr ¹) G2 ti +1 →Texto ficcional (tf).

 

Ø (X POSS Z) ti: el ser humano posee la capacidad ceroplástica noético-semiótica asentada en el sistema operativo subyacente, (conjunto de operaciones mentales potenciales signables) de aprehender, en intercambio de MIES (masa, información, energía y sentido) la realidad y formalizarlo mediante el lenguaje natural.

Ø (X COG ^N) simul (X OPER Z)] TC ‹ G1: con esa capacidad configura los campos nocional-nociones constituidos asociativamente (primer asiento de información sobre las entidades (ser), las veredicciones, el saber propiamente dicho y las emociones) que al conformarlos simultáneamente a través de esa capacidad los signa (OPER Z) en,

Ø TC ‹ G1 → ΔT: un tiempo concurrente (infinitesimal); con la menor entropía construye por interacción (de la función articulatoria) la conexión entre campos nocionales-redes semánticas y dimensionalidad para formar,

Ø CONCEPTUM et IUDICIUM et RATIONES ^ Dr)]; formar conceptos articularlos en juicios desarrollarlos como razonamientos en estrecha relación con una zona cultural, en las que aplica y todo lo cual, fortalece sus formas de saber.

Ø (X PROD Y ^ Dr ¹) +1 transcurre en un segundo momento.

Ø (G2 ti +1) y con la obligatoria permutación a través la codificación-decodificación de enunciados modelizados (Y) contextualizados y construidos mediante una semántica gramatical frecuentemente extendida y trascendida, participa y recrea y actualiza ante cada interacción de lectura, los tipos de saberes necesarios para disfrutar por ejemplo la ludicidad, que pasan a formar parte de sus renovados conocimientos enciclopédicos, con sus nuevas conexiones sinápticas y su particular taxología.

   Hasta donde podemos avizorar, el ser humano genera conscientemente o inconscientemente cultura y debe de tener también un lenguaje intencional para conocer, modelar, codificar, comunicar de manera eficiente. Por estas razones hemos escogido exponer nuestra visión de transhumanismo desde las perspectivas de la cultura y la Ligústica. Cultura y lenguaje, son características que nos distinguen como humanos deben de ser abordadas por los modelos teóricos en el transhumanismo de acuerdo con el espíritu de época, o para enunciarlo mejor, con las rupturas y continuidades propias de este espíritu de época.

 

Transhumanismo: epítomes para repensar el concepto

 

   Producir cultura y codificar-emitir en función del conocimiento y la comunicación simultáneamente son dos condiciones necesarias de la ontología del ser humano como sistema abierto, ya sea… un humano modificado o no… por lo que también en el transhumanismo las diversas disciplinas deben converger a través de las formas de saber necesarias, para avalar y desarrollar estas dos aptitudes y adoptarlas, digamos que filosóficamente, al espíritu de época a que aspira el transhumanismo.

   En aras de realizar la tarea comunicativa principal y para entender el significado básico de una unidad léxica aislada en un sistema de lengua dado, el participante de una situación comunicativa, ya sea como emisor o receptor activa el componente lingüístico  y accional de dicha unidad léxica, ante un estímulo y pasa de las impresiones sensorio-perceptuales, de la búsqueda y activación en los lexicones mentales, al pensamiento verbal organizado y conductual, escalando percepciones, sensaciones, representaciones, conceptos juicios y valoraciones.

   El significado se construye a través del entrelazamiento de tres dimensiones semánticas, tanto en la unidad léxica asilada, como en el enunciado tridimensional (unidad operativa compleja, Losada 2021): dimensiones ilocutiva (intencional)  –la modal (núcleo semántico de la experiencia socio-discursiva del enunciador),  la referencial (de gran peso en la organización sensorio perceptual y cultural general). La dimensión modal específicamente se autoorganiza según el asiento de los componentes lingüístico-accionales portadores de todas las operaciones semiocognitivas de la experiencia socio-discursiva del sujeto; esta dimensión resulta nuclear para desplazarse entre significado y sentido, ya que vehicula, a partir del filtro de la actitud socio-discursiva del sujeto ante el contexto y lo focalizado, el tender el puente semio-cognitivo del enlace entre significado y sentido.

   El significado es pues, semiocognitivamente tridimensional producto de un estrecho entrelazamiento ilocutivo-modal-referencial mientras que el sentido resulta de la holopráxis. Los movimientos constructivos de textualización (Losada, 2003 2021, 2023) constituyen el sistema de operaciones mentales que conforma la base epigenética de emergencia de lo concreto pensado o del de proceso reflejo de percepción y decodificación, cuyas operaciones mentales constituyentes aparecen en la formula semántica expuesta.

   El idioma, elemento basal de una cultura dentro de una zona geopolítica en sus realizaciones normadas, registradas, estilísticamente marcadas, jergas y fraseologismos resulta claro ideologema para identificar la idiosincrasia de una nación, y a su vez, el habla es marcador individual dentro de un determinado orden social, que constituye dentro del tejido, una indeleble huella para la reconstrucción individual del sujeto.

   El sentido es producto de un proceso de interpretación integrador, global en el que el sujeto precisa-escoge saber y accionar de manera clara, breve, concreta de entre las diferentes opciones canonizadas por los significados en un sistema dado. Para construir sentido el sujeto tiene en cuenta estos significados portados por los rasgos semánticos en sus componentes físicos, intelectuales, sociales, emocionales, espirituales…   es decir, todos los factores que según su visión del mundo concatenan los textos en sí en relaciones transtextuales dentro de una cultura. No olvidemos que nuestro cerebro tiene la ventaja de estar interconectado todo el tiempo.  

   Entender el sentido demanda en el sujeto:

·      la capacidad para reconocer el significado de una palabra o frase en el contexto de las demás ideas,

·      la habilidad para singularizar, jerarquizar, ordenar lo fundamental de un texto dado a partir de sus enunciados;

·      la habilidad para identificar las relaciones entre las ideas;

·       la habilidad para realizar el análisis y síntesis de la información partiendo de las instrucciones evocadas en los significados sistémicos.

   Esbozadas dos operaciones semio-linguísticas básicas del hombre intencional, avancemos hacia el contexto de emergencia más general donde significado y sentido emergen  –de textos en cualquier tipo de soporte– y establecen una relación dialéctica: la creación cultural.

   Cultura es, o, debe ser, para un individuo, la suma en calidad y cantidad de conocimientos adquiridos. De forma tal que, habida cuenta del inmenso desarrollo y extensión de los dominios del saber en la actualidad, basta con que un especialista, un estudioso, una persona autodidacta, adquiera una maestría tal en su campo de acción que le permita enajenarse de él, reflexivamente, hacia otros campos de acción, para que afirmemos que este individuo posee  una cierta “cultura”.

Sin embargo, como esto no es suficiente, incluimos en la definición de cultura, la posición actual política e ideológica de los hombres como entes privados, y la posición del Estado como representante jurídico, las conductas y medios que las expresan, así como toda teoría o reflexiones sobre los dominios tradicionales del conocimiento, por ejemplo: arte, ciencia, filosofía, religión, ética, estética, economía, ideología, jurisprudencia, etc. y todo el saber cotidiano, con valor para la vida psíquico-biológica y social de los  seres humanos. Este enfoque es seguramente histórico...

   A partir de aceptar la vigencia y predominio en un período de determinado campo semántico de un concepto, ahora añadimos igualmente que cultura es una noción que recoge, desde un punto de vista cognoscitivo, las variadas formas en que se expresa el universo de las ideas de una sociedad sobre sí misma; así cada reflexión sobre cada acto social, está acompañada por esa visión varias veces milenaria.

   Dicho de otro modo, el pensamiento y los actos que lo hacen realidad, heredados gracias a la educación son, de hecho, cultura. Y esto, de acuerdo con el nivel de acceso social a un cierto modelo de cultura por los individuos... porque no hay homogeneidad ni entre las personas, ni entre las distintas sociedades que coexisten hoy en el planeta.

   De esta forma se hace evidente que la idea de cultura tiene mucha relación con la Utopía social que la sostenga: ya individual, ya de grupo, ya de Estado.

   En función de presentar nuestra visión del transhumanismo como filosofía proponemos aquí entender la cultura como el producto humano holopráxico de mayor complejidad en su autoorganización en el que el hombre crea un entrelazamiento de textos[15]. En percepción y acciones (consciente o inconscientemente), la cultura, producto modelado de la mente  –pues es la mente quien la crea y la consciencia quien la conserva–  selecciona y transmite en su imaginario social a partir de un yo individual-colectivo.  La cultura resulta, a la vez, proceso en el que el hombre mismo es recreado. Mediante el tejido cultural el ser humano, formante basal del tejido, resulta capaz de integrar holopraxicamente un conjunto de conocimientos especializados o no: tradiciones, costumbres, creencias, rituales, valores, hábitos, cosmovisiones caracterizadoras de un pueblo, de una clase social, de un segmento epocal. 

   En la tela abigarrada de la cultura convergen y divergen, literatura, folclore, música, normas de convivencia, pintura, instituciones, organizaciones sociales, leyes, comportamientos sociales y sexuales, costumbres, modos de vestir y amar, en tanto pertenecientes a una sociedad específica y dentro de un segmento histórico especifico. Como se ve, forman parte de la cultura “productos intencionales y productos vivenciales-cotidianos”. Como respiramos, así mismo producimos cultura.  Sobre la base de esta acepción afirmaremos que no hay nadie in-culto.

   Claro que “después” jerarquizamos y privilegiamos equis marcadores culturales: proponemos y posponemos símbolos o damos mayor importancia a determinadas normas, creencias, recomponemos sistemas éticos y leyes para sustentarlos, construimos asombrosos artefactos que filtrados desde un saber prospectivo, y establecidos momentáneamente a través de los saberes de realidad y necesidad, y a menudo emergidos de la ficción, van a parar a la vida cotidiana. En los marcos de la cultura revisamos nuestra relación con el medio ambiente, las tradiciones, la diversidad… esta última con la que tanto nos cuesta coexistir en escala macro internacional y en nuestros micromundos de la épica diaria.

   La construcción de cultura en general ocurre como proceso en continuum, dentro de un espacio de reflexión en cuanto a desarrollo por acumulación, permutación o restricción de valores, valores que, amparamos, promovemos o condenamos mediante el ejercicio de la justicia (o de la injusticia). La cultura es creada, asimilada, consensuada o aprendida dentro de los diferentes subconjuntos culturales, en los cuales, a su vez, dichos subconjuntos son refrendados por diferentes instituciones o grupos con intereses similares (o en los casos más terribles, todavía se pretende instaurar cultura por imposición ideológica) y son estos subconjuntos, a su vez, reguladores de conductas y creaciones científico-técnicas, artísticas filosóficas y accionales dentro de la vida cotidiana.

   Todo lo anterior, es filtrado, interpretado o entendido, intercambiado, dentro de normas discursivas veredictivas de sanción-permisión; en unas culturas se promueve la inclusión, la empatía, el colectivismo. la solidaridad, en otras es motor de avance avalado por los microsistemas de reglas ad hoc, el individualismo, la competitividad –en la que casi todo es lícito– la sectorización, y, además, la ambición es aceptada como emoción catalizadora positiva.

   La identidad nacional dentro de un sistema cultural se construye en fuerte vínculo con el concepto que los sujetos tienen de la otredad, para edificar el ya mencionado conjunto de veredicciones, lo cual resulta capital para sentirse incorporado o excluido de un determinado sistema identitario. Claro que, no es lo mismo cultura que identidad, esta última se encuentra modelada y sostenida, además, por el conjunto de componentes subjetivos, que complementan el paisaje interior del ser, y que no siempre en el sujeto, asumido como individualidad, resulta equivalente al conjunto de atributos, ideas, tradiciones, costumbres que caracterizan culturalmente a todo un pueblo. Pero bien, dentro del crisol cultural es que se forja dicha identidad, es decir, se tienden o truncan puentes de diálogo desde el carácter individual, la sensación de seguridad y pertenencia común, sin la cual no se movilizan los sujetos, no hay desarrollo sostenible, ni cambio social positivo.

   La cultura de un país o región debe de dar cabida a todos los protagonistas de ideas (esta cohesiona o divide), a los líderes, especialistas, jefes, ejecutores individuales, ciudadanos en cualquier rol actoral, y a las obras todas, pues son ellas parte constitutiva en la dinámica de las relaciones transtextuales, las que muestran el pensamiento y la percepción de cada mirada sobre el entorno, desde una óptica, que con lógica resultante es polivalente en sus proposiciones.

   Esa sinceridad cultural inclusiva debe de ser cuidadosamente atesorada, y para que alcance una plenitud de impacto, debe de ser explicada por la educación y encauzada según los intereses de las relaciones ciudadanas (políticas), ya que es a través de la totalidad de esas  obras culturales que construye realidades percibidas, objetivadas con algún propósito y edifican aun como contrarios semánticos,  la consolidación duradera que conlleva lo emergente, y a su vez, es lo que probadamente cimenta la cristalización de la mencionada idiosincrasia nacional y sentimiento patrio.

   La cultura en cuanto a modelación mental colectiva e individual –tal cual hemos enumerado– resulta en un porciento no desdeñable pensamiento intencional.

   El texto cultural resultante y coherente en su diversidad debe de ser entendido partiendo de su significado como un entretejido dinámico, un entrelazamiento al que habría  –o no– que otorgarle sentido, ya bien por producción-recepción o ya por interacción dentro de la dinámica de las relaciones transtextuales, en la relación inclusiva a la que apunta la holopraxis, como escenario pragmático de la cultura.[16] 

   Es en la dinámica de las relaciones transtextuales, el taller donde se construye y de donde emergen los textos portadores de construcciones culturales tanto de los microescenarios como de los macrosescenarios.    Las relaciones transtextuales surgen de la organización de un conjunto de significados textuales y metatextuales engarzados en una interacción dinámico-funcional (vide esquema en anexo), a partir de las interrelaciones tejidas desde el contacto ( ya sea producción o decodificación) del sujeto  con un texto nuclear  desde el genotexto) zona de intensa actividad de codificación de significados, hasta la construcción, visión general de un escenario (su escenario) de acción cultural  donde valida y recrea significados, para implantar sentido ontológico resemantizador dentro de un segmento socio-histórico.

   La resemantización es una operación semio-cognitiva contrastiva-valorativa básicamente de permutación mental para instaurar nueva intencionalidad propositiva de un discurso; asume el proceder cognitivo de cambios en algunos de los rasgos semánticos prototípicos y selección de nuevos papeles actorales. El emisor del proceso elige alguno de los rasgos potencialmente decodificables para insertarlos en el “nuevo” texto nuclear, y de esta recomposición, emerge un nuevo significado relacionado con el imaginario colectivo, epocal, individual  de llegada, que se actualiza (relectura-recodificación) en el aquí y ahora de ese discurso sociocultural de reinserción, que al tener nuevos condicionamientos en relación con el memorema[17] “original” reconforma en proposición un renovado paradigma valorativo. Los textos nucleares resemantizados reubican su “función molecular” dentro de una autoorganización transtextual dada y evolucionan desde una posición de texto nuclear a hipotexto dentro de nuevos hipertextos, que ante renovadas decodificaciones se convertirán en futuros “nuevos textos nucleares” (Losada, 2015).

   No empezó ayer el azaroso camino del hombre hacia la grandeza en el movimiento sofistico griego (V a. n. e.)  se resumió el primer cambio radical dentro del paradigma de la dignidad humana, al considerarse ciudadano perfectible y modificable más allá de su origen no aristocrático y la posibilidad de convertirlo en hacedor revolucionario de sus circunstancias mediante la acción política y la educación ( recordar  que  los griegos ”inventaron” la democracia); desde entonces y sobre estos tópicos en diacronía, temas e importantes variaciones…  hasta  ahora,  que  estamos  arribando  al momento del salto cualitativo de  un trans-Humanismo.

   De manera general trasciende de los hitos humanistas y se retoma por el transhumanismo:

   Al ser humano y su carácter modificable como eje las preocupaciones- motivaciones, sobre todo su derecho a la libertad de opción.

   La consideración del horizonte de expectativas del hombre como perfectible enriquecido por la educación y la ciencia cuyos resultados beneficiosos deben revertirse en acción dentro de las polis.

   Uso civil de la religión en función de concertar, diálogos, mantener la paz, palear cualquier tipo de catástrofes naturales y sociales.

   Importancia de los intercambios interculturales internacionales de conocimiento y creación de colaboraciones y compilaciones (estos ahora gigantescos corpora) con la participación de fuerzas internacionales calificadas.

   Revisión del papel instituciones para tratar de adaptarlas al mejor desenvolvimiento de la vida humana cotidiana.

       La necesidad y derecho a la autodeterminación como condición insoslayable de lo humano. La preocupación por su correcta alimentación, la atención a la salud y los tratamientos médicos, la educación y el bienestar aceptable-sostenible en lo cotidiano de los seres humanos.

   Pero en el transhumanismo este –hagamos ahora una segunda revisión del transhumanismo– se desarrollan conocimientos y herramientas de solución convergentes, que hacen hipotéticamente posible y, en trayecto ya recorrido, probable que, la Genética, la Cibernética, la Biología, conjuntamente con la Ingeniería biomédica y las Ciencias de la cognición emerjan y converjan con visión filosófica entrelazada (compleja) para el mejoramiento y trascendencia de lo que se entiende por  humano y  también  resulta prioritario y factible la decodificación genómica de alimentos y fármacos, para una mejora sustancial de los grupos humanos; importante insistir del transhumanismo, en el énfasis hecho por esta filosofía en la búsqueda de la inmortalidad, que, por otra parte, está presente en todas las actividades de la vida humana desde siempre y desde el propio pensamiento mitológico como deseo al recalcar en la regeneración de la naturaleza y en la eterna repetición de ciclos vitales y en las raíces fundacionales de sagas de vida-muerte-resurrección del héroe. Pero en el ahora estaremos ad portas de alejar, al menos, el envejecimiento senil.

 

Filosofía y Lingüística

 

   Esta filosofía coetánea transhumanista (y como suele suceder, heterogénea en la radicalización de sus postulados) propone (reiteramos) un nuevo paradigma cultural del ser humano, en cuanto el transhumanismo tiene como aspiración-finalidad de primer orden mejorar las capacidades físico-cognitivas-vivenciales del homo sapiens sapiens, como especie, para lograr alcanzar sus potencialidades máximas.

   Esta filosofía debe conducirlo más allá de las actuales limitantes biológicas, intelectuales, sociales, para ello propone al hombre  –resumamos ahora–  dirigir conscientemente su desarrollo como especie y evolucionar hacia una superinteligencia, a una superexistencia, a un superbienestar, a que sea capaz de modificar exponencialmente la forma de interacción con el medio en su intercambio de masa, información, energía y sentido, durante la regulación entropía vs empatía; postula asumir el rediseño de la explotación del entorno global general para lograr una mayor salvaguarda del medio ambiente,  propone respetar las diferencias culturales que pretenden sumar sin minusvalía al diálogo de saberes del pensamiento científico social y tecnológico.

   Esta filosofía coloca miras en la liberación de lo corpóreo como elemento lastre contingente y en el ahora, la humanidad cuenta con herramientas para modificarlo profundamente, con la probabilidad de trascender la especie. Se revisa, retoma la vieja idea (platónica, agnóstica, y del cosmismo ruso) la primacía de la mente sobre el cuerpo, reforzada esa, ahora, por dispositivos electrónicos, que potenciarían la capacidad de pensar y crear, con el consecuente refuerzo y revisión autoperceptiva del yo que, garantizaría, “dicen”…  la felicidad.  

   Pero… desde el punto de vista antropológico-filosófico dentro de la filosofía transhumanista también tenemos planteos problémicos:

a.    sobre la ruptura de los límites perecederos por la edad; el averiguar cómo sería posible (sin tumoraciones) el alargamiento de los telómeros lo que proporcionaría eliminar durante un tiempo muy superior el envejecimiento senil, se potenciaría la mejora de la memoria, el aumento de las potencialidades del cerebro;

b.    se propone una edición genética del embrión humano más modeladora, ya sea modificando su mapa, o bien evitando nacimientos de lastre genético mediante la eugenesia si es necesario (entiéndase no solo motivada por necesidades terapéuticas sino para mejorar la especie);

c.    se insiste en las ventajas de implantar microchips en zonas específicas de la red nerviosa, lo cual sería una de las vías (entre otros  procederes  y aunque aún no está validado) al mejoramiento del control emocional; todo ello con el consecuente impacto veredictivo: espérese disminución de la agresividad, el aumento del amor, también se preocupa por una empatía modulada, a través de la ingestión de feromonas, lo que propiciaría los diálogos interpersonales e internacionales énfasis conciliatorios, así como la emergencia de conflictos bélicos.

d.    Y deslizándonos hacia el poshumanismo, forman parte ya de nuestra realidad, la criogenización de órganos y personas pos y antemorten, la descarga de las relaciones sinápticas de un sujeto en un ordenador, para reutilizar su experiencia, con las que se podría intercambiar opiniones a través de una reconstrucción de sus campos asociativos, desechando totalmente la corporeidad actual…

   Metodológicamente, le son bienvenidos al transhumanismo acercamientos transdisciplinarios (zonas de interés más que objeto de estudio), donde convergen el diseño de especialistas de varias disciplinas con herramientas múltiples, zona de la que, si se eliminara una de las visiones, quedaría desdibujada por una relación errónea sujeto-sujeto. Insistamos por lo novedoso, en la importancia relevante que en este humanismo tiene dedicar esfuerzos cognoscitivos e instrumentales  a mejorar la especie humana   –objetivo, subrayamos, capital–   propósito que incentivan las investigaciones de las ciencias de la cognición, en función de perfeccionar mecanismos de análisis de significado, hacer demostrativos y encauzables los procesos de búsqueda de sentido, en beneficio del conocimiento y la comunicación, y para  poder relacionar máquina y mente con el descubrimiento de patrones de circulación de la información y estimular las áreas  cerebrales deseadas.

   Metas prometeicas las de la filosofía transhumanista: es decir, atrevidas, esperanzadoras, polémicas, si el ser humano quiere intentar ser la madre naturaleza y regular racionalmente el gasto energético y hacer real La Nueva Atlántida (1627) de F. Bacon, que retoma la visión platónica o bien, la Sarrasina (Los quinientos millones de la begún) de J. Verne (1879).

   El progreso siempre es polémico y en forma de discurso problémico   –que subyace en toda oración interrogativa en español–   ejemplifiquemos, a continuación, en algunos dilemas a replantear filosóficamente:

 

   ¿Es ético mejorar intencionalmente la especie humana desde la corporeidad? ¿Cuál sería el límite de la transformación para considerarse humano y no ciborg, y qué repercusiones traería esta condición para la vida cotidiana?

   ¿Es nuestro cuerpo inadecuado para y sin el desarrollo cultural –y el que se avizora–  creado por nosotros mismos?  ¿No somos híbridos humanoides desde hace rato puesto que no podemos sobrevivir en el medioambiente sin los artificios tecnológicos-culturales, que hemos ido creando nosotros mismos en cada etapa histórica?

   ¿Basándonos en la concepción dualista materia-conciencia podemos considerar sobrevivencia o una prolongación de la vida, a la mente descargada en una computadora?

   ¿El límite de la inmortalidad es la consciencia o la mente? Si se vuelca mi información mental en una máquina, para seguir existiendo como otra de las vías de lograr la inmortalidad, ¿ese sería mi verdadero yo? 

   ¿Es posible y conviene alargar la vida humana y pensar la humanidad en clave de menos vulnerabilidad por la muerte? ¿Qué sucedería si alteramos esta característica vital de nuestra ontología?

   ¿Qué haremos con la desigualdad entre humanos y humanos modificados   –aspecto que no se resuelve solo en el ámbito de la tecnología–  generada en lo social en los primeros cien años –por arriesgarnos a marcar un plazo– quién financiaría y controlaría dichas mejoras, ¿qué tal el cursus honoris de las oposiciones para puestos de trabajo, carreras universitarias, por poner ejemplos baladíes ante otras consecuencias de mayor trascendencia?

   ¿Sería prospectivo o contraproducente la consulta cotidiana del legado digital de empresas que descargan video-experiencias (¡banco de imágenes y asociaciones como la reconstrucción del pensamiento del papá de Superman!) para aprovechar al máximo los campos asociativos de la persona consultada en video-conversación, apoyado esto además por material fílmico prerrecopilado-verosímil, de la persona de la que ajustaran lenguaje corporal, y el  componente sonoro del contenido del  “nuevo” enunciado? Hay ya una huella de los autores en sus textos en cada la biblioteca en papel o digital, ¿entonces qué aportaría en este sentido la IA?[18]

   ¿Las ideas construidas por la IA de quien serían propiedad autoral y de quién la responsabilidad jurídica de alguna incitación a la acción?  ¿Qué derecho tendrían las IA humanoides o con estructura externa de máquinas cibernéticas?

   Y una pregunta que nos hacemos los autores de esta ponencia que es de gran importancia científica, ética y política. ¿Todo lo posible, es deseable en las relaciones sociales? ¿El ser humano mejorado contribuiría a una sociedad mejor? Sabemos qué ocurrió con el proyecto de República ideal propuesto por Platón, república que garantizaría felicidad y justicia para sus ciudadanos, pues estaría dirigida por hombres sabios…

   Por supuesto que quienes escribimos estas líneas ni mucho menos tenemos todas las respuestas.  Pensamos que la piedra de toque del éxito evolutivo sería (o mejor, seguiría siendo) la convivencia en lo social del entonces multiespecies, convivencia que tendría que ser muy, muy, muy mejorada, si la comparamos con lo que ahora es la coexistencia de las variantes de la raza humana. Pensamos (desde ya) no debe dejarse al “solucionismo tecnológico” el poder ponderar valorativamente, ni decidir, solo a un algoritmo, y descansar en estos, la responsabilidad de responder a aquellas urdimbres filosóficas-ético-pragmáticas de interrogantes. Como toda filosofía emergente necesita tiempo histórico para completar su sistema de pensamiento.

   Entonces, ¿hacia cuáles asuntos debería de “apuntar” la Lingüística en el terreno de la investigación para responder a necesidades vitales del espíritu de esta época?

   A continuación, nuestras proposiciones:

 

Ø La relación pensamiento-lenguaje y el papel de este en la cognición, para vehicular la Lingüística con la interfaz hombre-máquina, con énfasis en tratar de obtener una mayor certeza en las unidades operativas instrumentables, y a su vez, construir perfeccionados instrumentos de verificación de base lingüística, para codificar-decodificar, comprobar patrones sinápticos de intencionalidad y sentido.

Ø En esta dirección, también serían de interés investigaciones de sesgo neurolingüístico y de lingüística computacional, estudios sobre campos asociativos dentro de una cultura dada, que pudieran tender un puente entre cultura, semántica y áreas funcionales del cerebro.

Ø  Profundizando en mecanismos semio-cognitivos y de corte pragmático de traducción e interpretación, con el consecuente fortalecimiento y perfeccionamiento de dispositivos portátiles de traducción, y de los bancos de consulta internacionales, en función de facilitar soluciones, pues contribuirá al mejor trasvase de códigos…  esto debería de ocurrir, porque quizás, sea la traducción la verdadera lengua del futuro.

Ø Lo anterior, aparejado al estudio lexicográfico y perfeccionamiento exponencial de diccionarios electrónicos de marcada usabilidad tanto para el especialista como para el usuario común.

Ø La creación de corpora de caracterización geolingüística, difásicos, diastráticos, etarios, con el correspondiente énfasis socio-lexicológico, ara interpretar eficientemente grupos humanos, y contribuir a la toma de determinaciones socio-culturales y políticas.

Ø Investigaciones de Fonética, Fonología, (sin excluir de estas, indagaciones diacrónicas de prosémica y Lenguaje de señas) para contribuir a encontrar puentes de diálogos y comunicación e ir sentando las bases (ya en el terreno de lo avizorado) para cuando el desarrollo cultural requiera sistematizar y consolidar sistemas de geolenguas.

Ø El perfeccionamiento y creación de instrumentos de caracterización para detectar la inducción de patrones lingüísticos (bajo una estricta gobernanza ética de dicha información).

Ø Muy estrechamente relacionado con lo anterior, trabajos sobre la emergencia, autoorganización y holismo del componente semántico en diferentes funciones del lenguaje adecuadas para cada manifestación artística.

Ø Estudios socioculturales y de análisis de textos con fundamento lingüístico- demostrativo a partir de necesarias emergencias in situ.

    El ser humano debe de escribir en piedra, es decir, en su cerebro, que las tomas de determinaciones y más a partir de una equis filosofía tienen consecuencias; insistir sobre ello, desde edades tempranas para incentivar las perspectivas valorativas en su arista ponderadora. Con ello se gana en la objetivación de las proposiciones de sentidos científicos-morales de vida, y que, también, se pueda dialogar a través de máquinas, desde nuestra actual composición humana o de la que cada ser humano escoja o a la que cada uno pueda acceder.

 Algunos corolarios

ü No se trata de, festinadamente, convertirnos en “lingüistas transhumanistas” sino de no producir de espaldas a los redobles de tambor del nuevo espíritu de época y ver de lo que hemos hecho y de lo que queremos crear, lo que puede engarzarse con los intereses transhumanistas a partir de un humanismo del que somos herederos todos.

ü Como hemos ido avanzando, la Lingüística de corte semántico cognitivo  juega un papel crucial como fuente teórica para el transhumanismo al interesarse en la corporización de las proposiciones propiamente lingüísticas. De ahí haya contribuido notablemente desde su saber de necesidad hacia la búsqueda de soluciones convergentes, posibles puentes de interfaz hombre-máquina, y en apoyo tributario del saber a las neurociencias –como ha ido ocurriendo en el sector de la salud.

ü A partir de los entretejidos ciencia-tecnología-filosofía se ha recreado un nuevo multiverso cultural     –insistimos en ello–   repleto de hipótesis prospectivas sobre el destino cultural (colo, colui, cultum) de la especie humana. Discursivamente, estas hipótesis deben verse desde la narración –proponemos– para seguir el curso de las autoorganizaciones complejas (autoorganizaciones más que sistemas en privilegio de la transformabilidad) y deben expresarse en el análisis, desde la argumentación en cuanto a discurso, y desde diferentes formas de saber para lograr por emergencia, impactar en lo social.

ü Que la Lingüística  se interese  y esté obligatoriamente presente –como tiene que ser– en la evolución  de la corriente filosófica transhumana, implica el beneficio de  no llegar tarde al concierto convergente de saberes, a  una plataforma, un vector actual  para interpretar, releer, recrear y posponer textos, para revisar desde nuestras especialidad considerables problemas éticos, epistemológicos y políticos, temas ontológicos-eternos de la Filosofía, con impacto en la vida cotidiana a la luz del renovadísimo contexto científico, ante un avance cultural que tiende a tomar velocidades lumínicas .

ü Compete a la Lingüística dentro de este nuevo concierto de saberes la gran responsabilidad de ensenar, buscar y perfeccionar unidades operativas digeribles por las maquinas computadoras, ensenar a desentrañar intencionalidad y objetivar sentido a partir de los significados indexados por patrones, construir modelaciones donde se le dé prioridad al componente semántico. Hay que enseñar a leer bien las emergencias semióticas de significados, es decir, hay que enseñar a interpretar.

ü Es también responsabilidad de las instituciones educacionales y recreativas instruir en las actividades y ejercitar lúdicamente en las instituciones culturales una sinceridad inclusiva, que preserve todo el acervo producido para  ponerlo al alcance de todos, insistir en  la promoción de actividades que incentiven la transdisciplinariedad  como herramienta de vida, adecuada para interpretar el espíritu del tiempo que ya vivimos y preparar a la especie para dar respuesta semejante (propias del pensamiento metonímico) a los nuevos avances científico-técnicos, a las revisiones coetáneas de ideas filosóficas, desde lo heredado de la tradición, pero con miras a reformularlas para la época del hombre intencional.

anexo 

de la interrelación dinámica de las relaciones transtextuales

 


Síntesis explicativa: Con la relación quasi simultánea del sujeto receptor con su entorno sociocultural  interpretativo-productivo, centra la atención de su lectura del texto nuclear inducido  (o no) con óptica legitimadora, por algún soporte propagandístico del metatexto, y  lo  puede ubicar (o no) dentro de un sistema   architextual aunque desconozca los cánones propios del extratexto en donde se asientan poéticas, gramáticas, reglas de composición, aunque los ignore profesionalmente, estos influyen, de forma inconsciente, para ubicar y decodificar el texto nuclearmente en su lectura dentro de relaciones transtextuales. Puede asociar (o no) las remisiones que aparecen en el cuerpo del texto nuclear  con otras formas artísticas, o imaginarse cómo serían estas remisiones en la medida que sea capaz de apoyarse en un paratexto, para comprender mejor contextos otros de lectura o viceversa[19], y apreciarlo por su función real o potencial de imbricarse en un nuevo hipertexto y comenzar un nueva autoorganización de relaciones transtextuales. Pero, lo que sí es inherente a toda autopoiésis de recepción , es la relación texto nuclear-genotexto-subtexto  Aunque este último no sea tangible más que en la mente del lector como espacio de ebullición de signos…

 

Bibliografía mínima

 

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[1]   Esta ponencia se conforma sobre la base de los dos primeros capítulos del libro en producción:  Los nuevos prometeos y el hombre intencional: ensayo sobre transhumanismo, cultura  y lingüística.

[2]     Respectivamente Dra. Ciencias Filológicas, Profesora titular Universidad de la Habana, Cuba, ORCID 0000 0002 9083 218-x; Master en Política Cultural y Gestión artística Universidad de Dijon, Borgoña, Francia ORCID 0000 0001 8034 5700.

[3] Término acuñado por el biólogo británico Julian Huxley en 1957 en New Bottles for
New Wine
. Chatto & Windus Ltd, London, (Capítulo “Transhumanism”, ps 13-18), 319 ps.  Capital resulta también las especificaciones de Max More en su The Philosophy of Transhumanism del 2013, que canoniza la idea basal del transhumanismo acerca de que la condición humana puede mejorar de manera eficaz, sin límites y rápidamente a través del progreso tecnológico.

[4]     Idea desarrollada en libro de Yuval Noah Harari (2017):  Homo deus. Une brève histoire de l’avenir.  Éditions Albin Michel, France. ISBN : 9782226425676 y en la arista tecno-científica por Antonio Diéguez (2017):  Transhumanismo, la búsqueda tecnológica del mejoramiento humano. Herder, Barcelona, 248 págs.

[5]     Hipótesis general del libro Homo deus. Une brève histoire de l’avenir, de Harari.

[6]    Las palabras que aparecen en cursivas nombran operaciones mentales semio-discursivas detectables en los textos producidos-decodificados del sujeto, como soporte material de su pensamiento intencional. (Notas de contenido de los autores sino se indica otra fuente).

[7]    campo asociativo: conjunto más abierto que el concepto de campo semántico y libre de todas las semejanzas, connotaciones, emociones que provoca un signo lingüístico en este caso. Tal y como explica el lingüista Charles Bally “es un halo que rodea la señal y cuyas franjas exteriores se confunden con sus circunstancias” Ejemplo: La palabra buey hace pensar: 1) vaca, toro, ternero, novillo, que serían su campo semántico pero de acuerdo con la cultura y las vivencias, personales (Losada, Tesis de Maestría,  concepto de modalización, 1999) puede evocar, además cuernos, infidelidad, divorcio, demanda, puede sugerir ideas o nociones de fuerza, resistencia, trabajo, paciencia, pero también de lentitud, pesadez, de pasividad.

[8]    rasgo semántico: los rasgos semánticos son cualificadores, mínima expresión material de lo concreto pensado y cuya importantísima función es signar las actividades cognitivas del sistema operativo subyacente que posibilitan el funcionamiento de la mente en cuanto portadores del contenido semántico del lenguaje:

Las propiedades intrínsecas de –que replican en buena medida las características del signo lingüístico– subrayan su naturaleza lingüística:

1) su materialidad-semanticidad: signan el contenido de una operación mental en sí misma como portador lingüístico- semántico y mínima expresión material de lo concreto pensado; 

2) combinabilidad-significatividad: es dúctil a las combinatorias como funtivos y pueden vehicularse en diferentes sintaxis actanciales a más de una de una tipología de actantes, desde donde generan sus correspondientes procesos de significación, además, el rasgo define las operaciones mentales, a su vez en relación con otra;

3) sincretismo sémico (Leandro Caballero)-semioticidad: por ejemplo, volviendo al caso de la preposición pero de acuerdo con su combinatoria intraenunciado pudiere asumir y precisar, entonces, la forma que, en el sistema de una lengua dada (en este caso el español) codifique-represente antes de especificarse en su combinatoria diferentes matices de contenido adversativo, restrictivo, condicional, temporal… perceptual del mayor grado de generalidad.

[9]   formas de saber en relación con el rasgo de dominio: aplicado al análisis tridimensional discurso es expresión lingüística de la macrooperación semio=cognitiva que funciona la transitividad del lenguaje natural, que agrupa en los distintos tipos de conocimientos básicos de forma activa de un determinado tipo de saber (formas de saber) que recoge la experiencia sociocultural primaria, para la formación, en primer lugar, focalizaciones de conceptos y organiza posteriormente el lenguaje intencional. El rasgo de dominio, entonces, se constituye por las diferentes formas de saber, pues, como ya es lugar común resulta imposible argumentar la actividad trasformadora desde un solo tipo de inteligencia.

El rasgo de dominio como resultado del proceso de abstracción individual  rige, coloca, organiza, al mayor grado de generalidad (y por esto se especifican las formas de saber de acuerdo con categorías filosóficas) organiza real, irreal, posible, imposible, casual o necesario los rasgos constitutivos, las formas de conocimiento; mediante este rasgo se ubica  en dominios de conocimientos previos y consensuados las taxonomizaciones,  y se convierten,  o no,  en taxologías al aplicarle para su entendimiento “la lógica ficcional”, Resulta basal para la reinterpretación de los componentes lógicos de los significados, que pueden hacerse posibles potenciales reales o verosímiles, de acuerdo con la experiencia acumulada en r o r1 universos, que determinarían la coherencia semántica y verosimilitud (no la veracidad) de una focalización. 

[10]     Losada 1999-2003 en Tesis de Maestría y Doctorado respectivamente; en el libro La máscara del Lenguaje: intencionalidad y sentido, Ciencias sociales, 2011.

[11]    saber de posibilidad: capacidad del sujeto para trazar estrategias que le garanticen, según sus posibilidades de conocimiento, la planificación y establecimiento de relaciones, para interactuar con el medio de acuerdo con un conjunto finito de potencialidades realizables, probables o no. Estos saberes deben de trascender en cuanto asiento primario de autoorganización de rasgos que broten de los campos nocionales de la veredicción, el conocimiento y el ser. Ejemplos: A lo mejor regresa, hoy es jueves. Tengo reserva de hospital ya preví por lo que pudiere hacer falta, Esto estaba previsto dentro del plan (Previsión). De acuerdo con la conceptualización de las Unidades constantes de sentido y el contenido semántico que porta el rasgo esta forma de saber debe de generase en realizaciones de  expresar valoración, manipular Determinación, Interés.

[12]    campos nocionales: defino campo nocional como áreas cognitivas en el que se organizan por primera vez datos noéticos preconceptuales de la futura imagen linguo-mental de interrelación borrosa, holística, constructo teórico referido a un acto del conocimiento dentro de la noesis. Los campos nocionales fungen como una red dentro del proceso de cognición, en la que se filtra, primariamente, la información sensorio-perceptual al mayor grado de generalidad. En ellos se traducen y recombinan impulsos sensorio-perceptuales en operaciones cognitivas de permutación, oposición, asociación, en interconexión borrosa (mientras en las redes semánticas ocurren movimientos de emergencia, autoorganización y holismo etc.)  campos cuya resultante de filtraje como expresión lingüística son en un segundo momento, precisamente, las redes semántico-cognitivas en las que se signan las operaciones mentales del sistema operativo subyacente. Los campos nocionales ante un input se comportan autorganizativamente en torno a las nociones (unidades preconceptuales propias de la capacidad refleja superior humano) que los nuclean. La noción central del campo no está concebida, en relación con los restantes atractores (nodos), como una relación jerárquica o dependiente, sino como el espacio-tiempo igual a distancia que existe entre ellos y el atractor o nodo central al que tributan, y son en su equidistancia, variables en cada sujeto y en cada input.  Aunque cada campo nocional activa fundamentalmente un tipo de red semántico-cognitiva que lo define, a la vez se interrelaciona estrechamente con los otros (la aludida borrosidad en la intersección de sus constituyentes de cada campo) para “aportar” contenido semántico a una imagen linguo-mental final unitaria y compleja.

Es decir, la organización reticular de los campos nocionales es propia de la capacidad refleja superior humano, en la que se procesa primariamente la información sensorio-perceptual. Tesis doctoral, 2003 y en el libro Urdimbres en el ejercicio de la sospecha, 2021, respectivamente).

[13]     Se recomienda en interés del tema, el libro de John Holloway Cambiar al mundo sin tomar el poder: el significado de la revolución hoy. Esta obra expone desde el punto de vista autoral sobre la organización de la sociedad y los cambios estructurales frente a una alternativa a la revisión del marxismo más ortodoxo.

[14]     Jeremy Rifkin: Léase capítulos I y II sobre la sociedad de la empatía en su libro La civilización empática.

[15]    Texto: Producto resultante y unidad semántica y resultado la cognición integradora, que  emite –recepciona un significado global respondiendo a su vez , a una coherencia profunda,  tejido por medio del cual se realiza una arista importante de la actividad lingüística  social-comunicativa y cognoscitiva de una cultura dada; oral o escrito o  mimético, en el texto se articulan  cualquier tipo de memorema ya sea expresado como signo, señal, indicio; es resultado de la enunciación y emerge de un continuum autoorganizativo y  holístico, luego bien, complejo de producción; entidad resultante que cumple con las condiciones de semanticidad, pragmatismo y composición correcta de acuerdo con una tipología ad usum . Es autónomo en su estructura (principio, medio, final en cualquier orden de aparición ) y abierto en el proceso recursivo de decodificación dentro de un sistema de relaciones semióticas-culturales (procesos transtextuales). Entidad  semántico-semiótica, que para su recreación (lo cual equivale a proponer al sujeto como formante del texto nuclear) se restituye  y transmite en posibilidades equivalentes a la igualdad del basamento sociocultural de gama de probabilidades constructivo-semánticas del sistema de llegada, para facilitar la codificación ad hoc, aunque se cambie de memorema transmitido de un texto a otro,  una película puede inspirar un relato, un relato una pintura , un texto ficcional un descubrimiento científico… Losada, 2021).

[16]     Esta noción de cultura es una síntesis aquí de los dos autores. Véase también en:  Cánovas Pérez, Alejandro (2022): Cosario cultural. Ensayos. El Cid Editor, ISBN 978 1 5129 8904 5

[17]     El memorema es un concepto desarrollado por la autora Dra. Marcia Losada García en “Un memorema cultural como recurso fílmico”, de su libro Urdimbres en el ejercicio de la sospecha, (Textología, lectura y sujeto lector, desde la arista lingüística de la cognición), La Habana: Editorial Universitaria, 2021. ISBN 978-959-16-4868-6

[18]     Véase esta noción de IA en Bostrom, Nick (2016) : Superinteligencia. Caminos, peligros, estrategias. TEELL EDITORIAL, S.L, 352 ps. ISBN 978-84-16511-05-1

[19] Quizás el esquema de lectura anterior hecho por un editor hubiera colocado el paratexto más prototípicamente involucrado al texto nuclear o un jefe de recursos humanos “inspirado” en el texto nuclear hubiera leído a los personajes recontextualizados como sus subordinados en roles posibles…