La cultura es el producto humano de mayor complejidad en su autoorganización en el que el hombre crea (consciente o inconscientemente) - un entrelazamiento de textos; la cultura resulta proceso en el que, a la vez, el hombre mismo es recreado y en el que es capaz de integrar (tejer)un conjunto de conocimientos especializados o no: tradiciones, costumbres, creencias, rituales, valores, hábitos, cosmovisiones que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a un segmento epocal. En abigarrada tela convergen y divergen, literatura, folclore, música, normas, pintura, instituciones, organizaciones sociales, comportamientos sociales y sexuales, costumbres, modos de vestir y amar, en tanto pertenecientes a una sociedad específica y hasta en un segmento histórico especifico. Como respiramos, así mismo producimos cultura. no hay nadie in-culto.
Bastante ha caminado el ser humano desde que comparó la cultura con el cultivo del campo (¡ay fuerza del pensamiento metafórico y metonímico!) como actividad vital (colo, colui, cultum) donde lo creado se multiplica y magnifica con solo una semilla. El idioma en sus realizaciones normadas o registradas, jergas y fraseologismos son un claros ideologemas para identificar la idiosincrasia de una nación, y a su vez, son marcador individual dentro de un determinado orden social.
Claro que “después” jerarquizamos y privilegiamos equis marcadora culturales: proponemos y posponemos símbolos o damos mayor importancia a determinadas normas, creencias, recomponemos sistemas éticos, construimos asombrosos artefactos que a menudo pasan de la ficción a la realidad, revisamos nuestra relación con el medio ambiente, las tradiciones, la diversidad… esta última que tanto nos cuesta observar y coexistir en escala macrointernacional y en nuestros micromundos de la épica cotidiana.
La construcción de cultura ocurre como un proceso en continuum dentro espacio de reflexión en cuanto a desarrollo por acumulación, permutación o restricción de valores, que, amparamos, promovemos o condenamos mediante el ejercicio de la justicia (o de la injusticia) y que dentro de los diferentes subconjuntos culturales, dentro de los cuales diferentes grupos son refrendados en mayor o menor medida por la conducta entendida dentro de normas veredictivas de sanción -permisión ; en unas culturas se promueva la inclusión, la empatía, el colectivismo. la solidaridad, en otras es avalado el individualismo, la competencia feroz, la sectorización y la ambición.
Múltiples son las taxonomizaciones de la cultura hachas desde la Sociología y las diferentes disciplinas que tienen aristas de la cultura como objeto de estudio. Existen por su modo de transmisión y objetos focalizados de interés en la referencia culturas orales, ágrafas, escritas nómadas, urbanas, industriales, culturas originarias, culturas con un alto impacto civilizatorio.… todo ello nutrido por enriquecedores y complejos procesos de transculturación y sincretismo.
Un descriptor de primer orden de la cultura de cada país es la identidad nacional y el concepto que los sujetos tienen de la otredad, para construir el ya mencionado sistema de veredicciones. No es lo mismo cultura que identidad, esta última sostenida por el conjunto de componentes subjetivos que complementan el paisaje interior del ser, y que no siempre es equivalente con el conjunto de atributos, ideas, tradiciones, costumbres que caracterizan a un pueblo. Luego bien, dentro del crisol cultural se forja dicha identidad, el carácter individual, la sensación de seguridad y pertenencia sin la cual no se movilizan los sujetos, no hay desarrollo sostenible, ni cambio social positivo.
La cultura debe de dar cabida a todos (esta cohesiona o divide) los protagonistas de ideas, a los líderes, especialistas, jefes, ejecutores … y a las obras todas, pues ellas en la dinámica de las relaciones transtextuales muestran el pensamiento y la percepción de cada mirada sobre el entorno, desde una óptica, que con lógica resultante, es polivalente; esa sinceridad cultural inclusiva debe de ser cuidadosamente atesorada aunque encauzada por la educación y las relaciones ciudadanas (políticas), ya que esa totalidad es lo que conduce las realidades percibidas y objetivadas, es decir , al éxito duradero- de lo emergente que cimenta la cristalización de una idiosincrasia nacional.
La cultura en cuanto a modelación mental del pensamiento intencional es detectable en las construcciones de los rasgos semántico-discursivos del concierto de las obras, esta intencionalidad se sostiene en componentes pragmáticos, evaluadores, apreciadores y jerarquizadores… y si me han seguido hasta aquí, lectores, habrán notado- inferido, que he dejado para el final el énfasis que creo muy necesario dentro del concepto de cultura, me refiero al papel de la individualidad y la subjetividad de todos como obreros culturales.
En este párrafo siguiente les hablare desde la perspectiva del nosotros(nuestro) porque creo que así debemos incluirnos todos los sujetos, las personas, en la tarea de construir cultura.
Luego bien si queremos hacer cultura por nuestra patria, más allá del amor, el respeto imprescindible a nuestros símbolos identificadores de la nacionalidad, y precisamente, para refrendar con nuestra actitud en la vida cotidiana, nuestra continuidad ante nuestras tradiciones y fidelidad a nuestra historia, en este momento tan álgido para mi patria, les propongo reflexionar, en el día de la cultura nacional sobre la necesidad de:
ü Sentirnos actores del momento histórico y consecuentemente, ser proactivos en las tareas según los respectivos roles sociales. No procrastinarse.
ü Producir bienes materiales y espirituales respaldados por un pensamiento científico- técnico y moral de avanzada, por una cultura vocacional de producir bienes y servicios, Cambiar lo que debe ser cambiado - como ya alguien dijo-. desechando cualquier tipo de dogma. Buscar e identificar oportunidades para crear confort social e individual en cada radio de acción posible.
ü Superarnos educativamente por los medios establecidos y combinarlos con las vías individuales de preferencia, para incentivar el interés y la combinatoria de variadas formas de saber que produce sinergia. La cultura se aprende o se asimila.
ü Ser creativos, no hacer o proponer más de lo mismo, no abarrotar el imaginario colectivo con ideas tautológicas, ni rellenar el horizonte de expectativas con frases trilladas ni modelaciones insostenibles.
ü Poner especial cuidado en nuestra disciplina perceptiva (saber si ocupa espacio) ya que es un factor de primera importancia para conformar nuestra autoestima y eficacia, que es condición imprescindible para crear e identificar sentidos.
ü Es imprescindible, tener una visión diacrónica-contextual y a la vez futurista de hechos y estrategias.
ü Mantener una actitud responsable individual y dentro de un colectivo en el intercambio de masa, información, energía y sentido con el medio ambiente y, específicamente, en lo relacionado con el uso racional de energía.
ü Interpretar la intencionalidad de cada conflicto y abordarlos con óptica constructiva para ser solidarios, empáticos y honestos; bajo ningún concepto, indiferente, consecuentemente construir puentes de dialogo más que subrayar aristas intolerantes. Hacer de la virtud una herramienta útil.
ü Ser un ferviente activista en la divulgación de que construir cultura es velar por la Paz.
Repensar el mundo desde la cultura es una premisa indispensable de la supervivencia humana.
Marcia Losada
Dra. en C Filológicas