¡Un baile por la Esperanza!
O
Qué es de la vida de Antonio
Una de las entradas más visitadas del blog en 2020 fue –y no en vano- “Un Baile por la Esperanza”. Doctores, Académicos, profes, estudiantes de las universidades, lectores generales, en un segmento histórico interesante y terrible, recibieron aliento y alegría del baile de un bebe, cuidado por sus abuelos, protegido por sus padres y animado por el cariño de sus vecinas, cuando saltaba (¿bailaría en Latín?) feliz en su cunita al son de ¡Qué baile Antonio! versión “vecinal” de la tarareada “La mujer de Antonio camina así”– pues en este caso somos varias mujeres en el “cortejo de Antonio” , que cuando vamos -venimos de la plaza y la bodega en el duro bregar, nos paramos junto a la puerta de Antonio para que nos dedique unos minutos y cuando Antonio está harto de ser molestado y de que no lo dejen ver los muñe nos lanza sus juguetes-¡quién diría que ser bebé puede ser un trabajo agotador!- con risa picara.
Una alumna de “pos” asidua lectora
del blog me preguntó:” “profe qué pasó con el bebé” Cuál bebé –le dije; el del bailaito profe. Y es que Antonio, ahora un
pequeñín habla en “kamitosemítica lengua”
cuando quiere estar en sus asuntos de niñito ya no lanza sus juguetes ahora se apura en saludar…y en decirnos adiós
a las vecinas “pa seguil en lodel”.
Antonio juega con sus perros, pasea con los abuelos, toca ininterrumpidamente el claxon de la moto del
papá, disfruta de la naturaleza y de vivir cerca de un bosque y un río y profesa
un inmenso cariño a su mamá –amiga con quien pasea juega, ríe y aprende… y es que Antonio, como ven, creció.
Entonces, qué siga creciendo Antonio por todos y por la esperanza.