Ay, alma traviesa
Siento que el alma a veces, y, aún traviesa,
se me escapa a no sé dónde.
Aunque ya no sea siempre la compañera inseparable de un cuerpo,
que la seguía, dócil, juguetón o curioso
–según–
por pasajes insospechados y oquedades ajenas.
Ya no es, la que de entre todas, escogí para mí,
la miro con atención, extrañada
entonces
ella me obliga a recordar cómo era e ir tras el enigma…
Pero se da cuenta de mi desagrado presente,
Y se torna hosca, rebelde y consejera.
Pero, cuando despierto al tiempo de un suspiro,
e irrumpen en mi, las nuevas y completas veinticuatro horas,
que tengo por delante, para revivir,
solo entonces,
olvido lo que siento y recuerdo lo que merezco
y me voy o me quedo según la cresta de la ola.
Por ello, cuando me desperté esta mañana,
te sonreí.
En: Vitrales zurcidos: poemas de la tercera edad
© Marcia Losada García, 2024.
© Editorial Universitaria, 2024.
Primera edición
e-ISBN: 978-959-16-5187-7