Si a Aracné no le hubiera ganado la arrogancia, yo hubiera comparado con ella a la Dra. Marcia Losada García; primero, por su excelencia para entender desde la ciencia, como en un tejido, los diferentes y sin duda, complejos aspectos inherentes al estudio del lenguaje humano. En eso: una concepción reticular del lenguaje y de los procesos asociativos y de emergencia y autoorganización, que atañen al entenderlo como mecanismo del vital acto de comunicación y como evento crucial base para generar conocimiento humano. En segundo lugar, por su capacidad para comprender el empleo del bagaje lingüístico-cultural, como una aplicación para ilustrar las circunstancias de la viva realidad de nuestros días, por lo que su trabajo resulta también, emergido de esa mirada necesaria y actualizada sobre todo objeto de estudio. Esta laboriosidad vertida sobre tan arduo campo del saber explica sus sólidos resultados.