Este es Antonio, el vecinito
más joven de la escalera de mi edificio situado por los alrededores del Zoo de
26 en La Habana. El escenario es un hogar cubano como cualquier otro.
Antonio tal cual todos los bebes cubanos, queridos, protegidos, en
esta época aciaga de coronavirus, baila, con alegría, al canto tradicional (“Dale
que dale, tumba Antonio…”) de abuelita y mamá.
Siempre, y a pesar de todo, los
cubanos somos optimistas y por esta
razón, aunque este es un blog de trabajo(o
quizás por ello mismo) leo el
baile de Antonio, mi vecinito, como un expresión de confianza en el
futuro, y un llamado al humanismo para
que nuestros bebes sigan creciendo en armonía
y paz.
Dra. en C. Filológicas Marcia Losada